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miércoles, 18 de marzo de 2020

Una crisis Real para España

En medio de toda esta crisis del COVID-19, la Casa Real vive su propio momento de inestabilidad. Como ya sabemos, la Fiscalía Anticorrupción española envió a Suiza una comisión rogatoria para recabar datos sobre una supuesta donación de 65 millones de euros del rey emérito Juan Carlos I ​a su amiga Corinna Larsen, tal como lo confirmaron fuentes jurídicas a la agencia de noticias EFE. El pedido se cursó aproximadamente hace ya más de un mes.
La petición se produjo en el marco de la investigación de la Fiscalía Anticorrupción sobre el pago de posibles comisiones en la adjudicación a un consorcio de empresas españolas, de una línea de ferrocarril de alta velocidad: Medina-La Meca (Arabia Saudita), por más de 6.700 millones de euros.


Este escándalo mediático llega en medio de una situación crítica para el país, donde prácticamente todo el mundo se mantiene en cuarentena, y no se tiene capacidad de actuación. El pasado domingo, el actual Rey Felipe VI, viendo lo que podría suceder de confirmarse todo este entramado de corrupción, que salpicaría directamente a la familia real, anunció que renunciaba a la parte de la herencia que le correspondiese por parte de su padre, retirando al mismo tiempo su asignación presupuestaria. Él mismo, en su comparecencia, afirmaba que lo hacía "con la finalidad de preservar la ejemplaridad de la Corona".




Además, en su comunicado, la Casa Real indicó que Felipe VI ya tuvo conocimiento de este asunto desde marzo de 2019, por parte de un bufete de abogados, relacionado con "su supuesta designación como beneficiario"; ante lo cual, él afirma que no tenía "conocimiento, participación o responsabilidad alguna en los presuntos hechos que se mencionaba". Es por ello, que hace tan solo unos días decidiera rechazar la herencia.

Sin embargo, esta decisión, tomada el pasado domingo, ha incendiado las redes sociales, que se han mostrado susceptibles con el momento elegido por el monarca para emitir este comunicado. Y es que las sospechas sobre el ex monarca, y, en general, sobre la Familia Real, es algo que viene de lejos (desde los escándalos de corrupción de Urdangarin), donde la incertidumbre de las relaciones de la propia familia con las monarquías del Golfo hacen sospechar la existencia de una supuesta fortuna opaca de la Monarquía.

En estas circunstancias, donde la gente no puede salir de sus casas, utilizan las redes sociales como único medio de protesta. El enfado, ante una decisión tan importante como es la de rechazar parte de la herencia real, se ha manifestado con la famosa #Cacerolada. Este movimiento propone hacer sonar distintos instrumentos de cocina (como cacerolas) como símbolo de protesta ante la situación que se está viviendo (la imposibilidad de movilización social en las calles, y, en definitiva, imposibilidad de manifestación). La protesta llega a tal punto, que lleva siendo Trending Topic dos días enteros desde que se supo que el actual Rey Felipe VI iba a dar un discurso hoy, a las 21:00 de la noche, ante la situación de crisis del coronavirus. #DiscursoDelRey

Está claro que la monarquía vive momentos turbulentos, sobre todo en estos últimos años, donde esta trama de corrupción, que implicaría al mismísimo Rey Juan Carlos, supondría una bofetada en toda regla para la futura consolidación de la institución. Como es lógico, el momento y el lugar escogidos por el Rey Felipe VI no ha sentado bien a la sociedad española, que, como siempre, lo único que pide es la veracidad y total responsabilidad de sus mandatarios.

 El hecho de que Felipe VI se desmarcarse económica y políticamente de su padre,  en un momento como el actual, de crisis mundial, nos da que pensar, y, no hace otra cosa que generar aún más desconfianza de lo que, posiblemente, sea verdad. Esta claro que, a ojos de un gabinete de comunicación, la estrategia es infalible para hacer olvidar este asunto, pero, a ojos de la propia sociedad, un error tan grande como el que se estaría gestando en la Casa Real, no se olvida fácilmente (y menos se perdonaría).

Por otro lado, el hecho de hacer una cacerolada en forma de protesta, en mi humilde opinión, no está mal, de hecho, lo veo hasta lógico al no poder salir de casa. Pero no podemos mezclar peras con olmos. No podemos pasar de los aplausos en el balcón (felicitando a nuestros héroes los sanitarios) a las caceroladas, ya que estaríamos interponiendo un hecho político con uno cívico.

Desde mi punto de vista, en estos momentos, la prioridad es la lucha contra el coronavirus. Sin embargo, estas acciones populares, que tienen su proyección en la cacerolada, deben de recordarnos a todos que, una vez superada la emergencia sanitaria, todos los españoles merecemos conocer la verdad sobre las informaciones relativas a la Casa Real.

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