Blog de política actual: Análisis y reflexiones sobre política española

domingo, 24 de mayo de 2020

Una manifestación que revive los fantasmas del pasado. Un PP que baila al son de Vox.

La manifestación convocada ayer por Vox, día 23 de mayo de 2020, ha despertado viejos fantasmas que van más allá de una simple protesta contra el Gobierno. La autoproclamada #CaravanaGobiernodimisión o #CaravanaFaseLibertad ha tenido una repercusión más que negativa por la mayor parte de la sociedad. La manifestación incumplía numerosas de las restricciones abordadas por el Gobierno para evitar el aumento de contagios, tales como la distancia de 2 metros, la convivencia de más de una persona fuera del círculo familiar en un mismo vehículo o el exceso de tiempo que tenía la susodicha.

Además, al grito de "¡Libertad, libertad!" se le unían banderas franquistas y cánticos como el Cara al Sol o Novio de la Muerte con el brazo levantado que hacen recordar una época oscura y tenebrosa de nuestra historia, donde precisamente la libertad, como tal, no existía.
En contraposición a la manifestación, hemos escuchado uno de los discursos más positivos por parte del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en todo lo que llevamos de cuarentena. Mientras unos solo contaminaban acústica y atmosféricamente el ambiente con sus coches, impidiendo en muchos casos el trabajo de las ambulancias por el tráfico, otros, habían trabajado para sacar adelante una serie de medidas sociales y que se le exigía desde hace tiempo. Desde el Gobierno se aprobaron medidas tan importantes como la implantación del Ingreso Mínimo Vital, la vuelta del turismo extranjero y de las vacaciones, la aprobación del luto oficial (que tanto se le exigía desde la oposición) y la vuelta del entretenimiento, la vuelta de La Liga de fútbol profesional.

La estrategia de Vox de realizar una manifestación en contra del Gobierno, que por supuesto, nada tiene que ver con una reivindicación hacia su gestión, sino más bien por diferencias ideológicas (ya que no se revindica nada de su gestión en estas manifestaciones), ha creado recelo en gran parte de la bancada de la derecha, con Ciudadanos al frente. Han sido numerosos líderes del partido naranja quien ha tachado la manifestación de bochornosa o innecesaria. Entre los más destacables la intervención de Carmen Picazo (Líder de Ciudadanos en Castilla-La Mancha), que ha tachado la salida a la calle de "vergüenza ajena" en su cuenta de Twitter, o la de la exdiputada María José Calderón que ha respondido a Ortega Smith con la siguiente palabras; 

"Ver a Ortega Smith y a toda la pandi saludando y mostrando ambiente festivo cual Sergio Ramos celebrando el Mundial, me provoca gran animadversión"



Por otro lado, nos podríamos preguntar... ¿Dónde está el PP en todo esto? ¿No se pronuncia? Efectivamente, podría decirse que el PP ahora mismo está bailando al son y al compás de Vox, que son los que verdaderamente han llevado a la calle la manifestación. Están en tierra de nadie. Por un lado, desde el Gobierno ya se han tomado medidas que desde el PP se le exigía, y ahora, ya no le queda nada más coherente por recriminar. Por otro, Vox ha conseguido que el PP desaparezca en todo esto acontecido ayer, y que,  su participación,  no sea destacable, atribuyéndose todo el mérito la formación de Abascal. Queda claro que, tras la manifestación, como ellos mismos han dicho en multitud de ocasiones, son la verdadera oposición al Gobierno. 
Incluso periódicos y noticiarios de "corte conservadora" tales como El Mundo, La Razón o Antena3 han criticado duramente la manifestación.

 ¿Y que pasará ahora con el PP? Desde mi punto de vista, deberían plantearse las cosas, tal y como ha hecho Ciudadanos, que no se lo ha pensado dos veces en criticarlo duramente. Seguro que desde la cúpula más moderada del partido ya están moviendo los hilos para un cambio futuro a medio plazo. 
Nos queda por ver, el próximo movimiento del Partido Popular, que esperemos, que esta vez sí, sea 
en beneficio de la mayoría. 

Lo que está claro es que, la estrategia llevada a cabo por Vox, de hacer frente al Gobierno a través de una manifestación como la que hemos visto, ha sido rotundamente cuestionada y tumbada por una gran oposición de la mayoría de los españoles, que nunca más querrán volver a revivir los viejos fantasmas de este país.

jueves, 21 de mayo de 2020

La derogación "íntegra" del Gobierno

Las negociaciones para asegurar la quinta prórroga del Estado de alarma, al parecer escondía una sorpresa que nadie se esperaba. Después de que el Gobierno consiguiese el sí, tanto de Ciudadanos como de PNV, esta mañana se hizo oficial que la abstención del Grupo Parlamentario EH Bildu es fruto ni más ni menos que de un acuerdo entre PSOE, Podemos y Bildu, para derogar de manera "íntegra" la reforma laboral de 2012, aprobada por el PP.
Esta decisión no ha sido recibida positivamente por la mayoría de los grupos parlamentarios. Es comprensible. El PSOE no hizo público el acuerdo (que llevaba cerrado ya, desde esa misma mañana) hasta después del Pleno en el Congreso, una vez realizada la votación para prorrogar el Estado de alarma durante 14 días más. 



Este acuerdo amenaza todo lo que había conseguido el Gobierno hasta ahora, durante la crisis. En primer lugar, ha generado discrepancias en el mismo seno del Partido Socialista, donde, por ejemplo, Nadia Calviño (Ministra de Economía) no tenía conocimiento del mismo hasta hace escasas horas. Supongo que, viendo la polémica que podría generar el acuerdo, el Gobierno decidió rectificar en tan solo dos horas, una vez publicada la noticia (a media noche), justificando que la derogación de la reforma laboral no es más que una pincelada, y no una reforma íntegra, como se suponía que era (respaldado por Bildu). Pero poco tardó Pablo Iglesias (Podemos) en manifestar su sorpresa al ver esas declaraciones. Rápidamente, el vicepresidente del Gobierno declaró que, efectivamente, era una reforma íntegra como se había acordado desde un principio; nada que ver con la rectificación citada por el Gobierno.

Es decir, por un lado, el pacto con EH Bildu ha creado conflictos internos en un gobierno de coalición que pocas broncas se puede permitir con esta crisis, ya que lo único que demuestra con todo esto es su propia inestabilidad y debilidad.
Por otro lado, el acuerdo prácticamente clandestino supone una traición en toda regla a los apoyos de PNV y Cs, que seguro que, de haber sabido algo acerca de una reforma laboral pactada con Bildu, no hubiesen apoyado el estado de alarma, ayer, día 20 de mayo.
Por si fuera poco, el acuerdo también amenaza la relación que mantiene el Gobierno con la patronal CEOE, que poco ha tardado en manifestarse en contra.
 
En definitiva, el PSOE, por intentar prorrogar el estado de alarma durante 14 días más (algo que prácticamente estaba ya hecho), se ha quedado casi completamente solo en lo que a apoyos se refiere (probablemente no haya una sexta prórroga). Sin lugar a dudas, el apoyo que más le debería doler es la posible pérdida del apoyo de Ciudadanos, que poco a poco estaba reconvirtiéndose en ese centro-derecha al que aspiraba a convertirse. Es de esperar que esta estrategia política le haga recapacitar.

Sea como sea, ya no hay vuelta atrás. El Gobierno ha elegido un momento inoportuno para realizar una reforma laboral que, aunque sea necesaria, no debería de tener cabida en el espacio político y económico actual. Sin comerlo ni beberlo, lo único que ha conseguido el PSOE, más allá de su objetivo principal (una prórroga más), es crear el caldo de cultivo perfecto para generar más discrepancias con la oposición, por si estas no fueran suficientes. Lo único que ha conseguido el Gobierno, más que derogar un estado de alarma a corto plazo, ha sido derogarse a sí mismo de manera "íntegra" en el hemiciclo parlamentario, a largo plazo.

lunes, 18 de mayo de 2020

El coronavirus como punto de inflexión hacia una nueva radicalización de la sociedad

No es para nada descabellado pensar que el coronavirus ha marcado un antes y un después en la historia de la humanidad, es decir, un gran punto de inflexión. ¿A qué me refiero con esto? Pues muy sencillo. El coronavirus ha puesto sin lugar a duda en jaque, no solo al sistema social, sino sobre todo al sistema económico de prácticamente todos los países del mundo, y esto se debe a que, aunque muchos lo nieguen, vivimos en un mundo totalmente globalizado. Este proceso de globalización se ha visto frenado bruscamente por la crisis que ha traído el virus. ¿ Y cuál es la consecuencia más directa de una crisis? El empoderamiento de los discursos nacionalistas y conservadores que se refugian en un proteccionismo exacerbado negando el cambio hacia algo nuevo. Existe un movimiento ideológico negacionista que coge más fuerza que nunca con la crisis y que, podríamos traducir, en una especie de nacionalpopulismo moderno que parece ser que se abre paso poco a poco tras la crisis. No es de extrañar que poco a poco escuchemos discursos cada vez más demagógicos y sin fundamentos que otra cosa. El negar por negar. Y esto, claramente se ve reflejado en la sociedad, que más que pensante, parece un rebaño de ovejas. Lo podemos observar con líderes tales como Trump, Bolsonaro, Boris Jonhson... que han visto aumentada su popularidad a base de barbaridades. El ejemplo más claro es la negación de que el virus no es más que un simple resfriado.

En España, es Vox el partido que ha asumido este papel de ideología negacionista, sumado claro está, a una serie de connotaciones históricas que marcan a nuestro país. Es increíble cómo, a medida que van pasando los días de confinamientos, las barbaridades que se dicen, cada vez se ven más respaldadas por una parte íntegra de la sociedad. El ejemplo más claro ha pasado hace tan solo unos días con una supuesta manifestación en el barrio de Salamanca (Madrid) en contra del gobierno. Me llamó mucho la atención lo que se reivindicaba y gritaba: libertad y gobierno socialcomunista. Esto, que hace tan solo unos meses hubiese sido descabellado decirlo, actualmente está bien visto y asentado en los discurso de gran parte de la sociedad que verdaderamente creen firmemente que el gobierno de España está estableciendo una dictadura. Por supuesto, además de que este tipo de manifestaciones carecen de una ideología política más allá del interés económico y miedo al cambio, se saltan todo tipo de medidas establecidas por el gobierno y se refugian en el derecho a manifestarse, ese derecho que hasta hace tan sólo unos meses criticaban sin parar. A mi parecer, denotan una falta total de conciencia democrática y cívica. Y es aquí, en situaciones tan complicadas de manejar como estas, donde vemos como poco a poco se impone esa radicalización política que realmente carece de una ideología firme más allá de un negacionismo porque sí. Cada vez que abro una red social veo reflejado esto que digo. Aquí, en España, parece que todo el que apoye al gobierno en este momento de crisis sanitaria y estado de alarma, 
es un socialcomunista y, supuestamente, no hay más que hablar.

Está claro que nos enfrentamos a algo nuevo, a una nueva etapa en la historia de la humanidad y que, como decía la canción, el futuro ya está aquí. Puede que parezca turbio, pero esta especie de nacionalpopulismo, si algo ha hecho bien, ha sido asentar las bases para su futuro en esa nueva sociedad. Pese a todo, como la historia nos ha enseñado, antes de un gran paso hacia la estabilidad, vienen tiempos convulsos y, con ello, personas que se oponen al inevitable proceso del ser humano, la adaptación al cambio.

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